jueves, 25 de junio de 2015

80 años de un mito


Ayer se cumplieron 80 años de la fecha del terrible accidente aéreo en el aeropuerto de Medellín en el que perdió la vida Carlos Gardel, "El Morocho del Abasto", "el Zorzal Criollo". 
Desde aquel aciago día, su voz y su recuerdo han seguido creciendo sin parar en la memoria de todos los tangueros del mundo.
Unos años después de su muerte, Enrique Cadícamo, acaso uno de los mejores letristas del tango, le dedicó esta hermosísima milonga que hace referencia a sus inicios como cantor, cuando actuaba por los cafetines de Buenos Aires en compañía de su compinche, José Razzano, "El Oriental".


El morocho y el oriental

Letra: Enrique Cadícamo
Música: Ángel D´Agostino
Cantor: Ángel Vargas

Viejo café cincuentón
que por la Boca existía,
allá por Olavarría
esquina Almirante Brown.
Se estremeció de emoción
tu despacho de bebidas
con las milongas sentidas
de Gabino y de Cazón.

En tus mesas escucharon
los reseros de Tablada
provocativas payadas
que en cien duelos terminaron.


Histórico bodegón
del Priorato y del Trinchieri,
donde una noche Cafieri
entró a copar la reunión.
Traía un dúo de cantores
y haciendo, orgulloso, punta,
dijo: “Aquí traigo una yunta
que cantando hace primores”.

Y con acento cordial
fue diciendo medio chocho:
“Este mozo es el Morocho
y éste Pepe el Oriental”.


Un aplauso general
al dúo fue saludando
y “El Morocho” iba templando
lo mismo que “El Oriental”.

Templaron con alegría
sus instrumentos a fondo,
y el silencio era tan hondo
que ni las moscas se oían.

Y entre aplausos, vino y chopes,
y esta vuelta yo la pago,
iba corriendo el halago
tendido a todo galope.

“A mi madre”, “La pastora”,
“El moro"”y otras canciones
golpeaban los corazones
con voces conmovedoras.
Ah, café de aquel entonces
de la calle Olavarría,
cuando de noche caías
allá por el año once...


De cuando allá, en mi arrabal,
de bravo tuve cartel;
y “El Morocho” era Gardel
y Razzano “El Oriental”.



2 comentarios:

  1. Yolanda Aranda27 junio, 2015

    Precioso Elías me ha llegado hasta el fondo

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  2. Me alegro de que te haya gustado, Yoli: es una milonga bien relinda, desde luego. Y emotiva.

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